En el contexto de la publicidad en buscadores (SEA), las palabras clave asociadas a una marca ocupan un lugar estratégico en la adquisición de tráfico y la conversión de los internautas en clientes.
Sin embargo, surge un problema al analizar las conversiones atribuidas según el modelo tradicional de último clic: a Google, a menudo el último punto de contacto gracias a estas palabras clave de marca, se le atribuye la conversión.
Esta atribución puede ocultar la compleja realidad del proceso de compra del usuario de Internet. De hecho, si la decisión de compra final estuvo motivada por la exposición previa a un anuncio en una plataforma como Meta, el clic final en el anuncio de Google asociado con la palabra clave “marca” podría no reflejar el verdadero origen de la decisión de compra.
Este clic suele ser el resultado de su posición dominante en los resultados de búsqueda, pero sin este anuncio SEA, el buscador potencialmente habría hecho clic en un resultado orgánico, atribuyendo así indirectamente la conversión a Meta u otra fuente de influencia inicial.
Esta situación plantea una pregunta crucial: